Era un contraste que impactaba, por una parte el brillo de la piedra caliza tallada por los antepasados Mayas aún cuando ellos todavía no conocían a ese Dios, y que muchas de ellas fueron labradas antes de que les hablaran de él, pero ahora cumplen con su cometido de señalar al cielo donde se cree que vive ese Dios.
Poéticamente es lo que se puede decir, pero fotográficamente puedo decirles que aprovechando la gran iluminación del sol a plenitud, pude cerrar al máximo el diafragma para lograr una gran profundidad de campo que combinado a una velocidad alta, logra el color tan intenso del cielo.
La foto fue tomada con una Canon de 35 mm.
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